La primera ministra Sheikh Hasina acaba de anunciar que a partir del próximo mes las empresas extranjeras textiles que radican en su país deberán aplicar las legislaciones laborales de sus distintos países para con los trabajadores. Tan revolucionario anuncio va a suponer una importante reforma legislativa que en algunos aspectos significará también una reforma constitucional, lo que implica un adelanto de las elecciones. “No me importa si pierdo la presidencia, -ha declarado- ya que hemos conseguido un pacto entre todas las fuerzas políticas, y sea quien sea el partido ganador, la reforma se llevará a cabo. Y el pueblo, es algo que olvidamos con frecuencia los legisladores, es lo primero.”
El nuevo contexto jurídico afectará a empresas españolas como Inditex o El Corte Inglés, a inglesas como Primark, canadienses como Loblaw, las americanas Tommy Hilfiger o Calvin Klein, a la alemana Tchibo o a la danesa PWT Group. Un alto número de expertos consultados, considera que de hecho afectará a todas las grandes corporaciones y marcas que dominan el mercado textil mundial. Lo que supondrá que los trabajadores cobrarán, al menos, el sueldo mínimo de los países de origen de las empresas en las que laboran. La medida se hará para que, de igual forma, repercuta en los obreros, aunque donde trabajen sea una subcontrata o una empresa intermediaria dentro del proceso de fabricación de las prendas que ofrecen las famosas marcas occidentales.
La primera ministra advirtió que ya ha mantenido contactos con otros países, como Pakistán, India, China o Malasia, y que todos van a dar el mismo paso. Por lo que afirmó sentirse muy segura de que no habrá represalias ni retiradas de capital. “Nos encontramos en la creación de un nuevo orden mundial, -afirmó- y tras la tragedia de Savar, nos hemos dado cuenta de que en el orden de prioridades debe regir la justicia, la equidad y el ser humano; y nunca más el mercado como única medida y ley.”
Cientos de manifestaciones espontáneas y festivas han tomado las calles de las más importantes ciudades del país, apoyando el giro legislativo, por lo que parece claro que su reelección está asegurada. Pero lo más llamativo es que los ministros de la mayoría de países del primer mundo afectados, porque sus empresas textiles trabajan allí, han aplaudido la ética de la medida. Sin duda, el mundo, tal y como lo conocíamos, está cambiando.