Doña Sofía, tras más de 50 años de matrimonio, habría pedido el divorcio al abdicado Rey Juan Carlos I, según fuentes oficiosas y personas muy allegadas a su entorno. La decisión habría sido tomada gracias a que tras la abdicación, los padres del actual monarca han pasado a un segundo plano y su papel protocolario y de representación del Estado español, ya es en teoría, casi inexistente.
La separación física y sentimental de la pareja es un hecho que viene de décadas atrás y que tras el escándalo de la cacería en Botsuana y el affaire Corinna, fue públicamente aireado y sabido. Doña Sofía, según las mismas fuentes, ha soportado estoicamente las aventuras extraconyugales de su marido por el bien de la institución y por un pacto tácito que al parecer, ahora reclama. Éste contemplaría, no sólo la concesión del divorcio, sino el reparto, a partes iguales de la inmensa fortuna amasada durante los años en los que fueron los máximos representantes del Estado Español.
Según prestigiosos medios como el periódico The New York Times, se calcula que la fortuna y patrimonio acumulado ascendería a 1.800 millones de Euros, cifra notable si se tiene en cuenta que la herencia recibida de su padre Don Juán, era escasa, y si las afirmaciones del periodista, José García Abad, autor de dos libros sobre el Rey, son ciertas, en las que lo califica como un hombre obsesionado con hacerse con una fortuna personal, tras su nombramiento como monarca. Hecho que pone en entredicho ese origen y que apunta a que durante estas décadas, su labor de embajador y negociador, iba acompañada de una importante comisión. Algo parecido a lo que al parecer, presuntamente Jordi Pujol, practicó, aunque evidentemente, en mayor escala y alcance de resultados.
Doña Sofía, habría mostrado su total seguridad en que el divorcio le sería otorgado, así como la mitad de la fortuna, sino, según también sus allegados y portavoces oficiosos, haría pública mucha de la información que por su posición y años en la monarquía posee. Esta información sería relativa a cómo el abdicado monarca logró amasar su inmensa fortuna, lo que podría dejarlo en muy mal lugar, y dejar por comparación el asunto Nóos, en un juego de niños. También al parecer no tendría reparos en sacar a la luz pública, las decenas de infidelidades y amantes que su marido, acumuló durante décadas, así como los numerosos bastardos que a día de hoy tuvo, y que sólo gracias a la demanda de paternidad admitida a trámite por parte de la belga Ingrid Sirtau, ha llegado al público en general.
Doña Sofía, al parecer, guarda silencio por su hijo y por no dañar a la institución monárquica, pero si sus razones no son atendidas, puede dar paso a un gran escándalo que sin duda dañará los cimientos de una institución que ha sido puesta en entredicho en los últimos años. La nueva aparición de noticias y rumores, irá corroborando o negando la veracidad de estas supuestas informaciones. El futuro de la Monarquía y del modelo de Estado Español, dependerá de ellas.